Rafael Isidoro Hervías Martínez Leganés
Rafael Isidoro Hervías Martínez Leganés nació en Horcajo el día 3 de abril de 1774. Era hijo de Rafael Hervías y Bárbara Martínez Leganés. Este matrimonio, según consta en la encuesta del marqués de la Ensenada de 1752, vivía en una casa de la calle Santísimo, situada en el tramo comprendido entre la Cuesta del Marqués y Santa Ana. El padre era labrador y su patrimonio era una mula de edad cerrada, 7 ovejas de paridera y 2 borregas. También tenía una tierra de 3 fanegas en Zagalaviña que vendió a los pocos días de realizarse el censo. Cuando Rafael Isidoro nacía su padre y madre habían cumplido 45 y 40 años respectivamente.
José Torres Mena cita en Noticias Conquenses “Doctor en ambos derechos, fiscal eclesiástico del Obispado de Cádiz, vicario general de Madrid, arcediano de Guadalajara, gobernador del arzobispado de Sevilla, obispo electo de Murcia en 1817, cuya mitra no quiso aceptar; murió en Toledo el 4 de abril de 1837, al cumplir los 63 años de edad”.
Según el expediente del AHN este clérigo obtuvo la titulación de bachiller de leyes por la Universidad de Granada en el año 1797. Posteriormente existe otra calificación de estudios por la Universidad de Alcalá de Henares.
Siendo vicario general de Madrid y bajo su iniciativa se construyó el Cementerio Sacramental de San Isidro que es el más antiguo de Madrid. El vicario procedió a su bendición en el mes de julio de 1811.
La ermita de San Isidro, la Sacramental y los terrenos colindantes fueron confirmados en su posesión a la citada Sacramental por el rey Fernando VII el 18 de septiembre de 1814.
Leandro Higueruela del Pino, en su obra: La Iglesia en Castilla-La Mancha, Tomo I, Pág. 134, comenta que hacía abril de 1809 los gobernadores eclesiásticos de Toledo designaron a D. Isidoro Hervías como vicario más manejable por las autoridades josefinas. En enero de 1813 huyó de la Corte.
Existe una documentación epistolar correspondiente al periodo 1818-1820, mantenida entre Rafael Isidoro Hervías y la Comisión de Antigüedades de la Real Academia de la Historia, acerca de los monumentos de Cabeza del Griego (Segóbriga) y el peligro de expolio si no se adoptan medidas. En esta etapa fue nombrado Académico Correspondiente de la Academia el 12 de junio de 1818.
En esta documentación aparece unas veces como arcediano de Guadalajara, y otras como archivero de Guadalajara. A la vista de los documentos lo que resulta evidente es su inquietud y preocupación por estos temas.
Juan Cristóbal Manzanares
Cura propio de Horcajo y Priorato de Santiago de Uclés desde 1772 hasta 1781. En agosto del año 1775 Inventó una máquina que, unida a la trilla común, facilita el trillar la mies. Presentó delante de S. M. Carlos III y señores de su Real Consejo de Castilla en agosto de 1776, periodo en el que se desarrolla la Ilustración española. El 6 de febrero de 1777 se concede Real Cédula de Privilegio para construir la máquina y venderla con privilegio exclusivo durante 10 años, pero renuncia a estos derechos para el aprovechamiento del pueblo. Junto a Hervás y Panduro, formaron parte de la Ilustración española.
Abate Lorenzo Hervás y Panduro
Pablo López desempeñó el oficio de escribano en la villa de Horcajo en el año 1634, alcanzando el nombramiento de alcalde por el estado general en 1660 junto a Joseph de Orea Salcedo que lo hacía por el estado noble.
En la constitución del vínculo, además de nombrar patronos a su mujer Catalina y a su hermano Francisco, también designaba como sucesores a Juan Arquero que estaba casado con Isabel Ramón de Ribera, y a la descendiente de ambos, Gertrudis Arquero. Será esta última la que acabará poseyendo todos los bienes de los vínculos fundados por Pablo López.
Gertrudis Arquero Ramón contrajo segundas nupcias el 28 de abril de 1694 con Juan García de Hervás, vecino del Toboso. La pareja de esta unión fueron los abuelos paternos del Abate Lorenzo Hervás y Panduro.
Su padre, Juan García de Hervás fallecía 15 meses después de nacer Lorenzo, dejando viuda a su madre, Inés Panduro. Mucho se ha especulado por parte de los biógrafos del Abate sobre la situación económica de la familia, pero lo cierto y comprobado en la encuesta de Ensenada de 1752, es decir 17 años después, es la abundancia de bienes que integraban el vínculo: 39 hazas de tierra de secano que sumaban más de 240 fanegas, 2 viñas con 1500 vides, una plantación de 90 olivos, 3 censos a su favor que sumaban 700 reales y le rentaban el 3% anual. Disponía de un par de mulas para la labor y una pollina para el servicio de la casa. Este inmueble localizado en la Plaza, lindaba con Alejandro de Torres y Diego de Orea y medía 30 varas de frente con un fondo de 20.
El padrino de bautismo de Lorenzo Hervás fue Francisco de Haro Guzmán, importante noble y hacendado que estaba casado con Josepha Haro y Haro. La familia Hervás, aunque del estado general o llano, siempre estuvo bien relacionada con la nobleza local. Otro hidalgo, Rafael Chacón, gran hacendado del Horcajo de la época, gestionó el ingreso de Lorenzo en el colegio jesuita de Villarejo de Fuentes.
D. Lorenzo Hervás y Panduro, nació en Horcajo de Santiago el día 10 de mayo de 1735. Desde niño manifestó un gran talento, lo cual justificó la decisión de ingresar en la Compañía de Jesús donde podría dar salida a su espíritu humanista, curiosidad científica y erudita.
Ingresó en el Colegio de Villarejo de Fuentes (Cuenca), después marcharía al noviciado de la Compañía en Madrid, donde tomó la librea de San Ignacio de Loyola el veintinueve de septiembre de 1749, con sólo catorce años de edad.
Pasó luego Hervás a la Universidad de Alcalá de Henares estudió teología, filosofía, cánones, artes, latín, griego, hebreo. También probablemente estudió derecho, pues lo explicaría posteriormente, sobresalió como Jurista en Cesena y Roma.
En 1759 lo encontramos estudiando matemáticas y astronomía en Madrid, simultaneando esto con el estudio de la medicina. En 1760 se ordenó como sacerdote, pero apenas cantó misa siguiendo la costumbre de la Compañía, misionó por la provincia de Cuenca, organizando a su paso por Uclés, la biblioteca y el archivo.
Muy joven comenzó su actividad como educador. En 1762 y 1763 se trasladó a Cáceres donde enseñó latín y puso en verso castellano las reglas de Nebrija sobre los géneros, pretéritos y supinos.
La guerra contra Inglaterra implicó consecuentemente a su aliada Portugal. Hervás, mientras asistía a las tropas en el Hospital militar de Cáceres, enfermó gravemente, por lo que fue enviado al colegio de Huete, donde enseñó teología moral. Al no reponerse, pasó (años 1765-1766) al seminario de Nobles de Madrid, donde enseñó metafísica y geografía, simultaneando la educación de los primogénitos del duque de Montemar, marqués del Águila y otros varios, al tener noticia de sus nuevos métodos educativos.
A finales de diciembre de 1766 pasa a explicar filosofía en el Colegio de la Anunciata de Murcia, donde le sorprendió el decreto de expulsión de Carlos III, el dos de abril de 1767, por el cual se expulsaba de España y sus dominios a la Compañía de Jesús. Tenía Hervás treinta y dos años cuando embarcó en Cartagena rumbo a Italia.
Se estableció en Forlì, donde vivió hasta 1773 con otros jesuitas de la provincia eclesiástica jesuita de Toledo, entregado a la investigación y el estudio de las matemáticas, la astronomía, las ciencias naturales y la lingüística. El contacto con jesuitas de todo el mundo le facilitó compilar informaciones sobre todo tipo de lenguas. Paso luego a Cesena, donde el marqués de Ghini le ofreció hospitalidad como preceptor de sus hijos. Allí emprendió su obra maestra, la enciclopedia “Idea del Universo”, dividida en once tomos repartidos en 21 volúmenes. Aunque escrita en italiano, él mismo la tradujo al español y la imprimió en España.
Tras once años pasó a Roma para consultar la bibliografía de la Biblioteca Vaticana. En Roma, entra en contacto con la escuela de sordomudos de Tommaso Silvestri y Camilo Mariani quienes explicaban el método educativo que el Abate L´Epee puso en práctica en el Instituto Nacional de Sordomudos de París, y aprendió sus métodos, que más tarde divulgaría en español. Es nombrado teólogo asesor del cardenal Albani en 1798 y canonista del cardenal Reverella.
El Abate Lorenzo Hervás y Panduro, durante su larga estancia en Roma, fue coleccionando relicarios y otros obsequios que le hicieron los Papas Pío VI y Pío VII siendo bibliotecario del Vaticano y el Quirinal.
La reliquia de Santa Faustina, fue enviada a Horcajo en una gran urna de madera y cristal con el cuerpo incorrupto de la Santa a su D. Antonio Panduro.
El 19 de julio de 1796, Pío VI otorgó el privilegio de Oratorio doméstico con indulgencias y gracias especiales y a su tío D. Antonio Panduro y su esposa Manuela Hervás.
Desde entonces, los vinculistas y familiares se han pasado el testigo sagrado de la Santa y relicario.
¿Cómo fue su instancia en Horcajo de Santiago desde junio de 1779 hasta marzo de 1801?
A finales de junio de 1799, llegó a Horcajo, su pueblo natal donde permaneció 20 meses, donde la enfermedad y la imposibilidad de investigación, iban minando su espíritu activo y humanitario.
En este tiempo residiendo en a la casa natal de la Plaza, cruzó mucha correspondencia con Italia y sus editores de Madrid. Seguía trabajando y corrigiendo sus obras. Aquí, en el pueblo, preparó el manuscrito con el Memorial dirigido al Consejo para que permitiera la publicación de sus obras censuradas.
La monotonía de la villa la combatía refugiándose en el trabajo y el Oratorio privado que la autorizaron. A veces se desplazaba a Uclés donde consultó y reorganizo el archivo. También consultaba la biblioteca personal de Capistrano de Moya, cura párroco de Fuente de Pedro Naharro e ilustrado colaborador de la RAH, con el que mantuvo buena relación y alguna polémica. En estos meses recibió la invitación del obispo de cuenca, Palafox permaneciendo desde junio al mes de agosto en Cuenca. Se desplazó a la ciudad para realizar una revisión organizativa de la biblioteca del Seminario de San Julián y archivo catedralicio. En esta tarea estuvo unas cuantas semanas, entregando y disfrutando hasta que se impuso el regreso al pueblo por la información que el regidor decano de Cuenca, conde de Cervera, que remitió al Secretario de Estado, Luis de Urquijo. La censura siempre le persiguió.
El 15 de marzo de 1801 el decreto fue revocado y volvió a ser desterrado a Italia. En 1802, fijó su residencia en Roma, y allí el papa Pío VII lo nombró en 1804 prefecto de la biblioteca del palacio del Quirinal.
La difícil situación económica a partir de 1806, y la enfermedad, fueron minando su espíritu activo, cayendo en cama hasta su muerte, el día 24 de agosto de 1809, a los 74 años de edad, en el colegio Romano. Siendo sepultado en la iglesia de Jesús.
¿Qué sabemos de sus obras?
Innumerables son las obras que publica Hervás, más de 130 obras publicadas y manuscritas, dejó datos sobre más de 300 lenguas, en sus libros aparecen citados centenares de autores.
El padre Portillo, su biógrafo, clasifica sus escritos en: enciclopédicos, teológicos, matemáticos, médicos, geográficos, históricos, lingüísticos y sueltos.
Su obra fundamental es una especie de enciclopedia escrita en italiano, “La idea dell´Universo”, (Cesena, 1778-1792). La obra se divide en once tomos repartidos en 21 volúmenes y tres partes:
- “Historia de la vida del hombre»
- “Elementos cosmográficos”
- “Lengua”
Esta última parte fue la que más fama le dio: Contiene un compendio o catálogo de muy diversas lenguas. La cual redactó después en castellano, su “Catálogo de las Lenguas” (1800-1805), al que añadió nuevos datos.
En 1789 comenzó una edición española mejor estructurada de su enciclopedia (sus obras escritas en castellano no fueron simples traducciones de las publicadas en italiano, sino obras nuevas, algunas de ellas sobre la base de las anteriores, pero notablemente mejoradas y ampliadas con nuevos capítulos). Dividió la enciclopedia en cuatro obras independientes:
- “Historia de la vida del hombre”
- “Viaje estático al mundo planetario”
- “El hombre físico”
- “Catálogo de las lenguas”
Se interesó también en el lenguaje de los sordomudos, y con tal fin escribió una Escuela española de sordomudos o arte para enseñarles a escribir y hablar el idioma español y un “catecismo de doctrina cristiana” para instrucción de los mismos.
Preocupado por la revolución francesa, expuso sus propias opiniones en el ensayo “Causas de la revolución de Francia en el año 1789”. Completan su obra la “Descripción del archivo de la corona de Aragón”, “La primitiva población de América” y explicación de insignes pinturas mejicanas y el valiosísimo catálogo de manuscritos españoles y portugueses en Roma.
Fue Lorenzo Hervás también un humanista preocupado por los aspectos sociales de su época y para las personas sordomudas compuso un catecismo y otro para las escuelas de Horcajo de Santiago.
El recuerdo de su niñez y lo que contemplará en Horcajo al volver del exilio, le hizo expresar la conveniencia de que a los niños se les debería estimular con una paga semanal, para que el ganarse la vida no fuera un obstáculo para acudir a la escuela. Para la mujer, propuso una mayor educación en lo moral y civil, así como en lo científico, valiente afirmación, en una época en que el acceso a la educación estaba prácticamente vetado a las mujeres. En general, propugnó también una más equitativa distribución de la riqueza y más justa proporcionalidad de los salarios a fin de conseguir un mayor bienestar de los trabajadores.
Filósofo, teólogo, matemático, historiador, geógrafo, fisiólogo, antropólogo, apologista y polemista, eruditísimo en toda clase de conocimientos, Hervás y Panduro fue, sin duda, uno de los hombres más sabios del s. XVIII. Pero su gloria principal es haber sido padre de la moderna filología comparada.